Lo más relevante:

  • El mercado financiero tradicional ha sido sacudido por una caída dramática, con el oro registrando una depreciación del 5,9% en un solo día, marcando su peor registro en la última década. Este colapso del metal precioso, históricamente considerado el activo de refugio por excelencia, contrasta fuertemente con la dinámica de los activos digitales. 
  • Los Fondos Cotizados (ETF) de Bitcoin experimentaron una entrada masiva de capital, atrayendo $477 millones de dólares. Este notable flujo de capital fue impulsado principalmente por los vehículos de inversión como IBIT, ARKB y FBTC, lo que sugiere que los inversores están reasignando su capital desde los refugios tradicionales hacia la nueva clase de activo alternativa representada por BTC.
  • La confianza en el ecosistema de Bitcoin se vio reforzada por un evento significativo de transferencia institucional. Gracias a una directriz regulatoria de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), un impresionante volumen de $3 mil millones de dólares en bitcoins migró hacia el ETF de BlackRock
  • El mercado de activos digitales demostró una fortaleza diversificada. Los ETFs de Ethereum capturaron una entrada de $141 millones de dólares, una cifra que subraya el creciente interés y la solidez de la segunda criptodivisa más grande

Bitcoin vs. oro, la nueva rivalidad de los mercados

Mientras el oro pierde atractivo como activo refugio, los ETF de activos digitales se posicionan en el umbral de un nuevo ciclo alcista. La prolongada corrección en los mercados finalmente ha encontrado un punto de inflexión. Tras un período de tensión donde las cotizaciones se mantenían en territorio negativo, el sentimiento ha cambiado de manera abrupta. Un giro en la tendencia y un respiro para los inversores: eso es lo que reflejan los datos más recientes.

El regreso a flujos netos positivos de ayer sugiere una posible estabilización del sentimiento institucional tras una reciente volatilidad, indicando una confianza renovada en la criptomoneda como herramienta de diversificación de cartera en tiempos de incertidumbre económica. 

Nick Ruck, director en LVRG Research.

Las carteras institucionales se reajustan y los capitales rotan entre clases de activos. El oro, considerado históricamente un valor refugio, registró una caída del 5,9% en una sola sesión, su declive más pronunciado en más de una década. Este movimiento sugiere que su último máximo podría haber marcado el inicio de una nueva fase de dominio para Bitcoin. La principal criptomoneda, en un movimiento especular, experimentó una afluencia masiva de capital.

Los fondos cotizados (ETF) de Bitcoin registraron entradas netas de 477.2 millones de dólares el 21 de octubre, de acuerdo con datos de la plataforma SoSoValue. Nueve de los doce fondos principales cerraron en positivo, liderados por IBIT de BlackRock con 210.9 millones de dólares, seguido por ARKB de Ark & 21Shares con 162.8 millones y FBTC de Fidelity con 34.15 millones.

El mensaje del mercado es contundente: la tendencia se está invirtiendo. El metal amarillo tropieza, mientras Bitcoin avanza con paso firme. Y siguiendo su estela, otras criptomonedas comienzan a abrirse camino en el nuevo panorama financiero.

Los ETF y la custodia de las ballenas 

Las antiguas whales de Bitcoin, esas grandes fortunas con importantes tenencias del activo, han abandonado progresivamente la práctica de custodiar sus BTC de forma privada. Más de 3.000 millones de dólares en Bitcoin han sido transferidos al fondo cotizado IBIT de BlackRock. Esta migración ha sido facilitada por una resolución reciente de la SEC que autoriza las conversiones “en especie” (in-kind), permitiendo la transferencia directa del activo sin necesidad de convertirlo previamente a efectivo.

Robbie Mitchnick, responsable del área de activos digitales en BlackRock, confirma que los grandes tenedores de Bitcoin prefieren ahora integrarlo dentro de carteras de inversión tradicionales. Esta decisión les brinda un acceso simplificado a los servicios financieros convencionales, sin tener que sacrificar su exposición al mercado criptográfico.

Esta transición está erosionando de manera gradual el antiguo lema fundamental del ecosistema: “Not your keys, not your coins” (Si no son tus claves, no son tus monedas). La ideología se la autocustodia radical comienza a desvanecerse, en favor de una integración completa y deliberada dentro del sistema financiero clásico. 

Las criptomonedas se están convirtiendo en un componente estructural más dentro de estrategias fiscales, de generación de rendimiento y de cobertura de riesgo. Bitcoin se está institucionalizando, sin ambages y sin complejos.

El momento en cifras

La atracción no se limita exclusivamente a Bitcoin. Otros activos digitales se están beneficiando de esta rotación de capital, con Ethereum a la cabeza. El fondo FETH de Fidelity captó 59 millones de dólares en entradas, superando a los productos equivalentes de BlackRock, VanEck y Grayscale durante el mismo período.

Algunas cifras clave para contextualizar el movimiento:
  • Bitcoin cotizaba a 107.970 dólares en el momento de esta publicación.
  • Los ETF de Bitcoin registraron un volumen de 7.41 mil millones de dólares en las últimas 24 horas.
  • El ETF IBIT de BlackRock supera ya los 88 mil millones de dólares en activos bajo gestión.
  • Los ETF de Ethereum atrayeron 141.6 millones de dólares en entradas netas durante la misma jornada.
  • El volumen promedio diario de los ETF de cripto se ha duplicado entre los meses de septiembre y octubre.

Este dinamismo no pasa desapercibido para el ecosistema financiero tradicional. Incluso las plataformas de préstamos descentralizadas comienzan a alinearse con estos flujos institucionales. Y mientras el oro sufre una caída estacional tras el festival de Diwali, los criptoactivos demuestran una capacidad de reinvención constante. Ya no se trata de un nicho para técnicos: es un mercado en un proceso de transformación profunda.

Bitcoin evoluciona hacia la madurez, pero el mercado en su conjunto mantiene cierta fragilidad. A pesar de las señales positivas a corto plazo, algunos analistas atribuyen la reciente volatilidad global a una retirada de flujos de capital, una liquidación estratégica de posiciones o un reposicionamiento de carteras por factores geopolíticos. Mientras el oro vacila en su rol tradicional, las criptomonedas muestran resistencia, o, como mínimo, una capacidad de adaptación superior. La prueba de fuego para esta fortaleza relativa será su duración en el tiempo.