Lo más relevante:

  • Una coalición de influyentes instituciones financieras globales, incluyendo a Banco Santander, Citi, Bank of America y Deutsche Bank, se encuentra inmersa en la exploración de una nueva y trascendental forma de dinero digital. El enfoque de esta iniciativa está en un producto denominado “forma de dinero digital respaldada por reservas 1:1”, que busca capitalizar la eficiencia de los activos digitales mientras mantiene la estabilidad y la confianza del dinero fiduciario.
  • Según un comunicado emitido por los propios bancos, este producto potencial de dinero digital estaría directamente vinculado a las monedas del G7. Esto implica que cada unidad de esta nueva divisa digital estaría totalmente respaldada por una unidad de divisas soberanas de economías avanzadas (como el dólar estadounidense, el euro o la libra esterlina), asegurando su valor y minimizando la volatilidad.
  • El interés de estos gigantes bancarios se enmarca en una tendencia global más amplia. Donde numerosas empresas y entidades financieras de todo el mundo están activamente investigando y desarrollando la emisión de sus propias monedas estables. Esta proliferación refleja el reconocimiento de que las stablecoins ofrecen una solución puente esencial, permitiendo transacciones digitales rápidas y eficientes sin los riesgos de precio asociados a otras criptomonedas.

Gigantes bancarios exploran moneda digital o stablecoin del G7 respaldada por Reservas

El Consorcio Bancario Global más importante ha elegido el camino de la stablecoin para su incursión en el mundo del dinero digital. Los bancos Santander, Bank of America, Barclays, BNP Paribas, Citi, Deutsche Bank, Goldman Sachs, MUFG Bank Ltd, TD Bank Group y UBS, han anunciado su propuesta de emitir un token digital o stablecoin. La moneda estable patria respaldada por “una canasta de monedas del G7”.

Es importante resaltar que el G7 está integrado por Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y el Reino Unido. Considerado el bloque político y económico más importante y poderoso del mundo. Si bien la declaración conjunta de los bancos no hizo una mención explícita al término “monedas estables”, sí explicaron que el consorcio está evaluando el desarrollo del proyecto.

El anuncio sí habla directamente de una “forma de dinero digital respaldada por reservas en proporción 1:1” que funcionaría sobre una blockchain pública”. No hay que ser un gran experto para entender que esta descripción coincide técnicamente con las características definitorias de una stablecoin institucional.

Una propuesta de la banca que busca redefinir la competencia y el cumplimiento normativo

Esta nueva iniciativa intersectorial se ha puesto en marcha con el objetivo estratégico de integrar los beneficios inherentes de los activos digitales en el sistema financiero tradicional. Buscando simultáneamente impulsar la competencia en el mercado.

La meta central de esta exploración es determinar la viabilidad de una oferta de monedas estables a nivel industrial. Diseñada para operar bajo el más estricto marco de cumplimiento reglamentario y las rigurosas mejores prácticas de gestión de riesgos.

Este enfoque dual busca cerrar la brecha entre la innovación de la tecnología blockchain y las demandas de seguridad y transparencia del sector financiero tradicional. Algo que marca un paso crucial hacia la legitimación de estos instrumentos dentro de la economía global.

El foco de esta propuesta está en las monedas estables, que son tokens digitales clave por su diseño. Activos anclados al valor de monedas fiduciarias de baja volatilidad, como el dólar, el euro o el yen. Esta vinculación intrínseca al valor de las divisas soberanas es lo que les otorga una estabilidad significativa. Para el mundo financiero tradicional, estos activos son altamente volátiles como el Bitcoin. 

Las stablecoins trascienden del mundo cripto al de las finanzas tradicionales

Históricamente, el uso de las stablecoins se limitaba casi exclusivamente a los comerciantes de criptomonedas, quienes las empleaban como un vehículo rápido y eficiente para ejecutar transacciones. Sin embargo, la necesidad de interactuar constantemente con los, a menudo más lentos, sistemas bancarios tradicionales ha llevado al mundo fiat a fusionarse con el criptográfico. 

Los financistas tradicionales están apostando por las stablecoins como vehículo para la compra y adopción de otros activos digitales. La intención de expandir la utilidad de estas divisas más allá del nicho cripto subraya un cambio estratégico en la percepción de la industria. 

El consorcio bancario propone una oferta de stablecoin que abarque a toda la industria. La iniciativa busca aprovechar la eficiencia y la inmediatez de la tecnología digital. Si se logra garantizar el pleno cumplimiento normativo y una sólida gestión de riesgos, estos tokens podrían pasar de ser herramientas para el comercio cripto a convertirse en un componente fundamental que mejore la infraestructura de pagos. También impulsaría una competencia más alta en el sector financiero, abriendo la puerta a una mayor inclusión y velocidad transaccional.

La adopción masiva de las monedas estables

Las stablecoins han experimentado una adopción masiva posterior a la “legalización” en los Estados Unidos. Gigantes corporativos como Meta y Amazon, junto con instituciones bancarias globales como Bank of America, han manifestado su interés estratégico en emitir tokens propios.

Este impulso regulatorio se consolidó en julio, cuando el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ratificó la Ley GENIUS. Estableciendo por primera vez un marco normativo integral para la emisión y comercialización de monedas estables.

Los defensores de las stablecoins argumentan que estos tokens representan una solución óptima para transacciones transfronterizas. Gracias a su arquitectura de liquidación rápida y costos operativos sustancialmente reducidos.

Los analistas del banco británico Standard Chartered proyectaron en un informe de investigación este mes que las monedas estables podrían capturar aproximadamente un billón de dólares en depósitos tradicionales. En su mayoría provenientes de instituciones bancarias de economías emergentes.