Bitcoin, bajo la fachada de criptofaro, se ha consolidado como una herramienta estratégica para las agencias de inteligencia. La Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) lo integró en sus operaciones mucho antes de que el público general reconociera su potencial.
La temprana adopción de la CIA revela una faceta desconocida de la reina de las criptomonedas, alejada de los ideales cypherpunk de sus inicios. BTC se ha convertido desde la manera más disimulada en un aliado de muchos Gobiernos y de muchas agencias de seguridad también.
El pasado jueves, 1ro. de Mayo, Michael Ellis, subdirector de la CIA , declaró que “Bitcoin llegó para quedarse. Las criptomonedas llegaron para quedarse. Cada vez más instituciones las adoptan, y creo que es una gran tendencia”, esto lo dijo en una entrevista con Anthony Pompliano.
Ellis enfatiza en que Bitcoin se ha convertido en “una valiosa herramienta de inteligencia, que permite rastrear las actividades financieras de los adversarios estadounidenses y eliminar sus redes”.
La CIA está usando Bitcoin y la tecnología blockchain como una herramienta más en su amplia caja de herramientas para frenar a los enemigos de Estados Unidos. Este reconocimiento oficial de BTC como instrumento de seguridad nacional marca un punto de inflexión en la percepción institucional de las criptomonedas.
La institucionalización de Bitcoin en Estados Unidos
El pasado 7 de marzo, el presidente Donald Trump terminó por firmar el decreto que establece una reserva estantería de Bitcoin. La decisión ha generado reacciones encontradas en la comunidad criptográfica. El director ejecutivo de Bitcoin Magazine, David Bailey, ha celebrado la iniciativa, pero otros como Erik Voorhees, fundador de Venice AI, expresan sus reservas, creyendo que si el gobierno adoptaba una reserva de criptomonedas, esta debería limitarse a Bitcoin.
Para muchos la creciente institucionalización de BTC va en contra de sus orígenes libertarios. Therese Chambers, exdirectora de investigaciones regulatorias de la FCA del Reino Unido, expresó hace ya cinco años que “las criptomonedas se comportaban cada vez más como instrumentos financieros tradicionales, alejándose de su propósito original de preservar la privacidad”. Hoy estas palabras tienen más vigencia que nunca.
¿Bitcoin se ha convertido en un problema geopolítico?
Se puede decir que “si y no”, es decir, para Ellis, subdirector de la agencia de inteligencia, ha destacado la importancia estratégica de Bitcoin en la competencia tecnológica global, especialmente contra China, como enemigo comercial y financiero de los Estados Unidos.
Con base en estas declaraciones, podemos sostener que se ha consolidado el papel de BTC en las relaciones internacionales como herramienta de ciberseguridad. “Bitcoin ya no es solo un activo financiero, sino una palanca de influencia y poder para las naciones”, afirma Ellis.
Bitcoin es un problema geopolítico en tanto que las naciones lo usen como herramienta para dominar a otras. Por cierto, Estados Unidos ya ha considerado Bitcoin como algo más que una moneda digital. Por ejemplo, en 2021, una fuente militar, calificó a Bitcoin “como arma estratégica” haciendo énfasis en potencial y de que su papel va mucho más allá de las finanzas, redefiniendo la dinámica de poder internacional.