En el panorama actual de las criptomonedas, tres aplicaciones han emergido no solo como dominantes, sino como arquetipos estructurales de lo que significa triunfar en este ciclo: Polymarket, Hyperliquid y pump.fun. Juntos, forman un trío que encapsula las vertientes más vibrantes, y polémicas, del ecosistema.

Dejemos claro un punto: las stablecoins son una herramienta infraestructural, no una killer app. Y aunque Circle, tras su exitosa OPI, podría reclamar un espacio propio como “fintech en la blockchain”, son estas tres plataformas las que están capturando el valor y la atención del mercado de manera inequívoca.

Hyperliquid se coronó en el ámbito de los perpetuals (derivados), pump.fun dominó la fiebre de los memecoins, superando por poco a rivales como Bonk.fun, y Polymarket conquistó el nicho de las apuestas sobre eventos aleatorios. Este último tuvo su momento catalizador durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos. La reciente inversión de Donald Trump Jr. a través de 1789 Capital no hace más que consolidar su estatus como plataforma de referencia.

¿Apuestas degeneradas con criptomonedas o utilidad real?

Una crítica recurrente a este ecosistema es que es demasiado insular: se le acusa de ser poco más que infraestructura descentralizada para aplicaciones de apuestas degeneradas. Hyperliquid ofrece apalancamientos de hasta 40x, pump.fun gamifica el lanzamiento de memecoins y Polymarket apuesta sobre cultura pop. Esto, para muchos observadores externos, ensombrece utility’s más nobles como los pagos P2P o los dólares tokenizados de acceso libre.

Pero esta visión ignora una realidad: las criptomonedas suelen estar años por delante de la corriente principal. Augur, lanzado en 2018, ya anticipó el interés por los mercados de predicción, aunque entonces generó pánico por posibles mercados de asesinatos. La innovación de Polymarket y similares radica en la inmediatez y la apertura: cualquiera puede abrir un mercado, no solo una casa de apuestas centralizada.

Un modelo de negocios con pre-ingresos, pero con potencial descomunal

Polymarket opera en modo “pre-ingresos”, sin cobrar comisiones, por ahora, subsistiendo con capital de riesgo como la reciente inversión de Trump Jr. que eleva su valoración a cientos de millones. Sin embargo, los números hablan por sí solos: un volumen mensual que supera los mil millones de dólares durante tres meses consecutivos. Una comisión hipotética del 5% generaría ingresos mensuales de $50 millones al instante.

Hyperliquid, por su parte, ha promediado más de $55 millones mensuales en ingresos on-chain en los últimos seis meses, y pump.fun ronda los $33 millones. Estas cifras, aunque aún distantes de gigantes como Roblox ($360M/mes), se alinean con Discord ($50M/mes en 2023). Demuestran que el modelo no solo es viable, sino escalable.

Cruzando la brecha cultural

Mientras Bitcoin, Ethereum y Solana son nombres conocidos, pero aún percibidos como “cripto”, Polymarket se acerca a cruzar la brecha cultural hacia el mainstream. Su propuesta, apostar sobre cualquier cosa, resuena con una audiencia masiva, más allá de los confines tradicionales del ecosistema.

El verdadero valor de las criptomonedas quizás no sea reconstruir el sistema financiero tradicional para hacerlo más transparente y menos confiable, sino crear categorías completamente nuevas de participación económica. Y en eso, este trío de aplicaciones no solo está ganando; está redefiniendo las reglas del juego.